La situación actual en la que vivimos, ocasionada por la pandemia del COVID-19 y las medidas necesarias para controlar su propagación, -entre ellas el confinamiento en nuestros hogares-, no deberían ser causa del deterioro de nuestros hábitos de vida saludables. Un estilo de vida saludable, que implica alimentación y descanso adecuados, así como la realización de actividad física, es clave para el autocuidado de las personas que padecen Diabetes.
La famosa frase “quédate en casa” es una de las recomendaciones más importantes para prevenir la propagación de este virus, pero esto es más fácil decirlo que vivirlo. Muchas veces el estado de ánimo no acompaña y los días se hacen largos.
El COVID-19 llegó para cambiar nuestra rutina diaria de la noche a la mañana, tomándonos totalmente desprevenidos y todos estos cambios que se han producido en nuestro estilo de vida, se ven reflejados en el descanso, en la actividad física y por supuesto, también en la alimentación; han cambiado los horarios de las comidas y los hábitos. Muchos padres de familia han tenido que hacer malabarismos para cuidar a sus hijos, trabajar a tiempo completo y a su vez, atender otras responsabilidades de la casa, entre ellas la alimentación.
Y para complicar aún más la situación, el pánico a la hora de comprar, las interrupciones en los sistemas de suministros, que pueden dificultar la tarea de encontrar determinados alimentos, y el desempleo y pérdida de ingresos, que dificultan el acceso a los mismos, se han convertido en un verdadero reto diario.
Para evitar perder nuestros hábitos y por sobre todas las cosas, para mejorar nuestro estado de salud, tanto físico como mental, ya que ambos van de la mano, a continuación, podrás encontrar algunas propuestas que te pueden ayudar a lograr un poco de equilibrio en estos aspectos.
La clave de los horarios.
En estos tiempos de aislamiento social y confinamiento en nuestros hogares, en donde se ven alteradas nuestras actividades habituales, el primer gran paso es establecer una rutina diaria con horarios de trabajo, de ejercicio, de tareas, de recreación, de descanso y por supuesto, de alimentación.
Si tenemos nuestras 4 comidas principales programadas, es más difícil caer en la tentación del picoteo. Además, esto también nos puede ayudar a regular la saciedad.
Y para aquellos momentos entre horas en los que te apetece comer algo, se puede recurrir a alimentos como frutas, un puñado de frutos secos o un yogur sin azúcar.
Mejora tu relación con la comida.
Es verdad que la cocina está siendo para muchas personas una válvula de escape en esta época, y esto se debe a que está ligada a nuestras emociones; muchas veces utilizamos la comida como arma de gestión emocional.
Ahora bien, ¿qué podemos hacer entonces para evitar que esto se nos vaya de las manos y acabemos el confinamiento con unos cuántos kilos de más?
Podemos utilizar el confinamiento para reducir el número de horas que dedicamos a ver cómo otros cocinan en televisión e incrementar las que dedicamos a cocinar en familia.
Aprovechemos el tiempo en la cocina para educar a nuestros hijos y familiares en buenos hábitos alimentarios y que comiencen a introducirse en esta apasionante aventura.
Y si no sabes cocinar, es un buen momento para aprender a hacerlo.
También es aconsejable dedicar un tiempo a planificar el menú de la semana, sin olvidarnos de desayunos, meriendas y posibles colaciones saludables.
Establece un día a la semana para planificar tu menú y para ir de compras. Esto te ayudará a planificar comidas más saludables para ti y tu familia, teniendo en cuenta las necesidades y los gustos de cada uno. También te permitirá ahorrar tiempo, esfuerzo y obviamente la presión de tener que improvisar con lo que hay o tener que comprar ingredientes extra a último momento.
Realiza actividad física a diario.
Cada uno, dentro de las posibilidades que tenga, debe realizar actividad física a diario. No hay excusas! Debemos tener en cuenta que nos encontramos en una etapa muy sedentaria y que nuestro cuerpo necesita movilidad, no sólo para mantenernos en forma, sino también para prevenir problemas de circulación, dolores de espalda, lesiones musculares y para mantener los niveles de glucosa y colesterol normales.
¿Realizabas actividad física antes de que se iniciara el período de distanciamiento social? Si no lo hacías, puedes aprovechar este momento para iniciar una suave práctica de actividad física e ir aumentando progresivamente la intensidad y frecuencia. Si ya lo hacías, ahora puedes dedicarle más tiempo y aumentar la intensidad del mismo.
El ejercicio físico tiene importantes beneficios para nuestra salud y nuestro estado de ánimo.
Duerme bien.
Es normal encontrar dificultad para conciliar el sueño durante el confinamiento, por lo que es fundamental establecer rutinas saludables para tener una buena higiene del sueño.
El mantener una rutina diaria con horarios establecidos y realizar actividad física podrá ayudarte a conciliar mejor el sueño y disminuir el estrés y la ansiedad.
Además, luego de cenar, puedes dedicar un tiempo a hacer meditación o hacer actividades que te relajen como leer un libro o escuchar música relajante.
Finalmente, la alimentación también es de suma importancia para la calidad de nuestro sueño. No olvides cenar al menos 2 horas antes de acostarte y elegir una cena saludable y ligera.
Esperemos poder retomar nuestra rutina lo antes posible y que esta situación revierta a la brevedad, pero mientras tanto, puedes aplicar estas pautas para llevar esta etapa de una manera más saludable y sentirte bien.