El panorama en otros países.
Recibimos diariamente noticias dramáticas de la situación en otros países. En particular de lo que sucede en Argentina y Brasil o en Europa. Suele ser diferente a lo vivido en nuestro medio, que es muy grave, pero con características propias
En nuestro país.
Asistencia sanitaria. En relación a la asistencia en salud la población uruguaya tiene acceso a asistencia en todo el territorio tanto a través de organismos públicos (ASSE) como privados (mutualismo y cooperativas). Los aspectos básicos referidos a consultas médicas o de otros profesionales, exámenes y medicación están aseguradas por dichos sistemas que, hasta la fecha y con virtudes y defectos, han sido capaces de cubrir las necesidades de la población. Es natural estar alarmados ante la posibilidad de saturación de los servicios, especialmente los de alta especialización, como el CTI que está sometido a máxima exigencia.
Se ha incorporado, en los últimos meses a buen ritmo, la vacunación por franjas de riesgo e intentando a largo plazo abarcar a toda la población. Esperando contribuir con la inmunización, a una protección y desaceleración de la pandemia junto con las demás medidas de prevención recomendadas.
En muchos países no existe un sistema de salud con cobertura nacional y que abarque a toda la población, lo cual compromete la atención especialmente de los más vulnerables.
Confinamiento.
En nuestro país no existieron situaciones de confinamiento estricto y absoluto con prohibición radical de salir a la calle y actividad represiva policial o militar para guardar el aislamiento.
Se discute si no debiera aplicarse en nuestro medio un sistema de mayor restricción de la movilidad para contener la aceleración de los contagios y muertes.
Demografía y organización social.
Somos una población relativamente pequeña, en un territorio sin barreras naturales insalvables y con un sistema educativo democrático que habilita el conocimiento del riesgo y el respeto solidario de vecindad y familia. El ejemplo de la vacunación es típico, en la medida que ya existe en el país larga tradición de su importancia e incluso obligatoriedad.
En países muy extensos, con decenas de millones de población y situaciones culturales muy dispares y antagonismos incomprensibles para nosotros, pueden surgir dificultades para articular medidas sanitarias que abarquen a toda la población.
Servicios previsionales y de asistencia social. Aún considerando que debieran ser mejores y adaptarse a la situación de pandemia, preexistía en nuestro país un sistema jubilatorio muy desarrollado, derechos de seguro de paro y otros beneficios para los trabajadores activos. Tales mecanismos no existían en otros países con la misma extensión que en nuestro medio y no en todos los casos se adoptaron, lo cual motivó situaciones de necesidad aún peores que la vivida por nuestra población.
Conclusión. Estas consideraciones nos permiten destacar las diferencias en la vida diaria en pandemia en los diferentes países. La situación en nuestro país es muy grave y merece extremar en este momento las medidas de prevención recomendadas.
Situaciones individuales muy dispares.
El trascurso del tiempo provoca cambios típicos de cada persona tanto en lo biológico como en lo psicológico, familiar, económico y social que nos desarrolla como individualidades únicas e intransferibles. Trataremos de brindar orientaciones para diversas situaciones en que la vida continúa en régimen de pandemia.
Hay personas que viven en instituciones de larga estadía o residenciales. Si bien son la minoría de los mayores (aprox. 3 %), constituyen el grupo de mayor vulnerabilidad. Por cierto hay que considerar las razones que motivaron que debiera pasar a vivir en un residencial y refieren a diversos grados de dependencia funcional, social, económica y familiar.
Las medidas sanitarias de prevención deben adaptarse a los protocolos vigentes para éstas instituciones. Tal vez un problema radica en el número elevado de instituciones de larga estadía no registradas y por lo tanto no sometidas a protocolo formal y tampoco controladas por el estado.
Residentes y familias deberán:
-contribuir a que se continúen los tratamientos indicados por médico tratante
-estar alertas ante situaciones de maltrato.
-limitar visitas o realizarlas a distancia (a través de ventanas o puertas de vidrio)
-evitar intercambio de objetos.
-comunicar novedades familiares, relatos y recuerdos de vida al entablar conversaciones por teléfono o vía videollamada por lo menos semanalmente.
-intentar moderar expresiones de angustia y tristeza por la situación.
-incentivar la participación del mayor en actividades que la institución organice ajustándose a las medidas sanitarias.
-planificar actividades de familia a realizar aún a distancia (ej. cumpleaños, lectura de textos).
La mayoría de los mayores viven en domicilios particulares y conviven con su cónyuge, o familiares. En otros casos viven solos, en una vivienda unipersonal.
Las medidas diarias debieran incluir:
-buena ventilación de los ambientes.
-reducción de la movilidad fuera de casa.
-realizar ejercicio diario aún en ambientes pequeños y con dificultades para la movilización (recordar que caminar un minuto es aproximadamente recorrer una cuadra).
-para los miembros de la familia que se desplazan al trabajo, estudio o mandados extremar las medidas: lavado frecuente de manos, alcohol en gel disponer de varios expendedores, uso de tapaboca que debe cubrir boca y nariz, distanciamiento físico evitando abrazos y besos.
-colaboración en las actividades domésticas: limpieza, orden, cocina, u otros. Por cierto en relación a las capacidades de la personas.
-colaboración en la medida de sus posibilidades en las tereas domiciliarias y estudio de niños y jóvenes.
-escuchar o ejecutar música, baile, pintura, lectura, juegos de cartas, seleccionar películas, u otras actividades que generen disfrute y distensión.
-si hay posibilidad: salida diaria a ambiente exterior en horarios adecuados, caminata, con los cuidados mencionados.
-comunicación telefónica o vía videollamada con familiares no convivientes o amistades.
-mantener los tratamientos indicados por el médico tratante.
-estar atento ante situaciones de maltrato.
Habrá que ser creativos en las estrategias que hagan tolerables las restricciones de movilidad y medidas sanitarias. Las personas de todas las edades pueden colaborar. Los aportes de los mayores suelen basarse en situaciones similares vividas anteriormente aún no vinculadas a pandemias. Se recomienda ser tolerantes, cordiales, solidarios y evitar actitudes que profundicen desesperanza, angustia y temores. Es posible que sea preciso grados profundos de empatía acompañado de resiliencia que habiliten acompañar y sobrellevar situaciones angustiantes derivadas de la pandemia sanitaria y a disfrutar de los gratos momentos que seguramente se produzcan en lo cotidiano.