Los coronavirus son una gran familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos y que varían ampliamente en severidad, desde causar un simple resfrío hasta casos severos de infección en los pulmones (neumonía), insuficiencia renal e incluso provocar la muerte. La primera enfermedad grave conocida causada por un coronavirus surgió con la epidemia del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (más conocido como SARS por sus siglas en inglés) de 2003, en China. Un segundo brote de enfermedad grave comenzó en 2012 en Arabia Saudita con el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS, por sus siglas en inglés).
El 31 de diciembre del año pasado, las autoridades chinas alertaron a la Organización Mundial de la Salud (OMS) del brote de una nueva cepa de coronavirus que se denominó SARS-CoV-2.
La COVID‑19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus SARS-CoV-2. Eran desconocidos antes de que recientemente estallara el brote en la ciudad de Wuhan (China) en diciembre de 2019 y se comenzara a propagar por el mundo (OMS, 2020).
Actualmente la COVID‑19 es una pandemia que afecta a países de todo el mundo y fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de 2020.
A la fecha, no hay vacuna para el COVID-19, existiendo numerosos esfuerzos de investigación a nivel mundial para poder desarrollarla. Hasta mediados del mes de junio la comunidad científica mundial sigue sin saber demasiado sobre este virus, lo cual hace que todos los tratamientos sean específicos a cada persona y sistema de salud, no existiendo aún un protocolo terapéutico específico a nivel mundial.
Sin embargo, sabemos que con un sistema de salud contingente y educación preventiva se puede disminuir el número de contagios, así como las complicaciones de la enfermedad.
Los adultos mayores (65 y más años) y las personas con condiciones médicas preexistentes como la obesidad, Diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias crónicas, son más susceptibles a enfermarse gravemente con COVID-19.
De acuerdo a las sociedades diabetológicas del mundo y la OMS la Diabetes es una pandemia, al igual que el COVID-19, por tanto, estamos en presencia de dos pandemias.
Al 13 de junio de 2020 se reporta a nivel mundial 7.718.680 casos confirmados con coronavirus, de los cuales un 2 % están graves y/o internados, 5,5 % fallecidos y 51 % recuperados. Los expertos advierten que el número de casos de coronavirus contagiados y fallecidos puede estar muy por debajo del real debido al subregistro por falta de pruebas en muchos países.
En Uruguay el primer caso coronavirus se registró el 13 de marzo de 2020 y ha sido uno de los países del mundo más exitosos en la gestión del manejo de la pandemia COVID 19 logrando impedir un crecimiento acelerado de los contagios a pesar de no decretar confinamientos obligatorios y estar localizado junto a Brasil, el principal foco de la enfermedad en el continente y el segundo del mundo en este momento.
El empoderamiento y responsabilidad individual de los uruguayos para acatar las medidas de prevención de contagios, un sistema de salud público y privado que respondió a las demandas específicas del COVID 19, -como la realización de 52.078 test procesados a junio de 2020-, y la confianza de la población en las autoridades gubernamentales y científicas, han sido claves para que a tres meses de iniciada la pandemia Uruguay registre 847 casos positivos confirmados, donde 780 se recuperaron, 44 están cursando la enfermedad y 23 fallecieron.
Respecto a la otra pandemia, según la Federación Internacional de Diabetes (IDF) hay 463 millones de personas viviendo con Diabetes en el mundo.
El manejo de la Diabetes y sus complicaciones siempre ha sido un desafío como vemos permanentemente en las publicaciones de Diabetes al Día.
Por distintas razones, las personas con Diabetes no se ajustan al tratamiento integral. El manejo de la Diabetes mellitus es muy desafiante para la persona que la vive, así como para el equipo que la ayuda a tratarla y con la aparición del COVID-19 este desafío aumentó.
Para entender por qué las personas con Diabetes son más vulnerables al COVID 19 debemos entender el mecanismo de contagio.
Sabemos que cuando un virus penetra en el organismo se da una infección con la consiguiente liberación de la llamada tormenta de citoquinas (reacción inmunitaria defensiva potencialmente mortal) lo que lleva a una inflamación vascular que puede llevar a una trombosis e incluso a la muerte por fallo multiorgánico.
Los últimos trabajos sobre COVID 19 hacen referencia a receptores EKA2 los cuales favorecen la penetración del virus cuando los receptores EKA2 se encuentran glicosilados, o sea debe haber hiperglicemia (aumento de glicemia en sangre) y así se favorece la penetración del virus. Los receptores EKA2 se encuentran presentes en mayor número en personas con obesidad.
Esta es una de causas por la cual las personas con obesidad, resistencia a la insulina, pre Diabetes y Diabetes tienen una mayor capacidad de contagio que el resto de la población.
La Diabetes aumentaría la mortalidad por COVID en un 7,3 % aunque esto varía según los países. Las posibles causas de estas variaciones según los países podrían ser las vacunaciones contra la malaria, la BCG entre otras.
En nuestro país se estima que hay 350.000 personas con Diabetes, de las cuales la mitad no saben que lo son.
El 90 % de las personas con Diabetes mellitus, tienen Diabetes tipo 2 (hereditaria, evitable, prevenible) y el 10 % restante Diabetes tipo 1 (autoinmune, inevitable, no prevenible). También se debe sumar los casos de las mujeres con Diabetes gestacional, que no están consideradas dentro del número total.
Las personas con Diabetes refieren mucho miedo en estos tiempos. Con el miedo no podemos avanzar, al contrario, necesitamos que las personas con Diabetes logren empoderarse, tomar una conducta activa, conocer más sobre la enfermedad y tomar decisiones asertivas sin depender únicamente del equipo de salud.
A nivel nacional e internacional se realizan seminarios on line con especialistas que exponen las estrategias que aplican en sus zonas de trabajo, cada una con formas muy específicas por realidades poblacionales, sanitarias y de sistemas de salud pública particulares.
En estas presentaciones los especialistas han manifestado que los pacientes en tiempos de pandemia no se tratan de forma adecuada.
A nivel mundial se han constatado cambios en la conducta de los pacientes con Diabetes luego de la aparición del COVID 19:
– aumento de conciencia de la enfermedad y mayor conocimiento de esta
– a nivel alimenticio (aumento del consumo de carbohidratos, aumento de consumo de frutas, disminución de comidas fuera del hogar)
– distrés o aumento del estrés mental y físico
– depresión
– imposibilidad de realizar ejercicio de la forma corriente
– dificultad de acceso a medicamentos (no siendo el caso en Uruguay)
– dificultad de atención médica
– aumento de complicaciones en pacientes con alteraciones como pie diabético.
– disminución de las consultas en emergencias respecto a descompensaciones de la Diabetes por miedo al contagio en centros hospitalarios, observándose un aumento de la cetoacidosis diabética tanto en pacientes con Diabetes ya establecida como en pacientes con debut de Diabetes.
Cabe destacar que, durante este período de pandemia, el ingreso de pacientes con debut de Diabetes en su mayoría eran descompensados por cetoacidosis diabética, una emergencia que debe ser tratada inmediatamente. Debido a no consultar a tiempo ya sea por desconocer los síntomas de la Diabetes o por temor a asistir al centro hospitalario, retrasaban el diagnostico llegando a este estadio grave de la enfermedad.
La teleconsulta a nivel nacional e internacional ha ayudado mucho durante el actual período de doble pandemia. Sin embargo, en algunos países o regiones no se cuenta con una conectividad suficiente, el acceso al instrumento de comunicación es limitado y hay personas a quienes se les dificulta el manejo de esta tecnología.
Indiscutiblemente no es lo mismo hablar en persona que a distancia, pero vemos que la teleconsulta es muy conveniente en algunos casos como para repetir medicación o para realizar un diagnóstico previo y así derivar a la persona, de ser necesario, a un lugar físico para ser atendida, minimizando así las consultas presenciales.
En nuestro país la situación es muy favorable en ese aspecto debido a la excelente cobertura, conectividad, y nivel de educación de la población.
¿Qué estrategias deberíamos aplicar para mejorar la atención de personas que viven con Diabetes durante esta doble pandemia?
Educar. Esa simple y difícil respuesta.
La educación es lo más importante en nuestra sociedad, tanto en las personas con Diabetes como en las que no tienen Diabetes.
Es absolutamente necesario tener educadores en Diabetes, en cada servicio que trate personas con dicha afección.
Lamentablemente esa situación en nuestro país no es favorable, dado que son pocos los servicios interdisciplinarios. El interior de nuestro país no cuenta con el equipo que debería tener para que las personas con Diabetes puedan empoderarse. Dicho equipo debería estar formado por un educador en Diabetes, psicólogo, diabetólogo y/o endocrinólogo, pediatra, nutricionista, asistente social y licenciado en enfermería, podólogo, y la posibilidad de interconsulta a corto plazo con especialistas, como cirujano vascular, traumatólogos, oftalmólogos, nefrólogos, cardiólogos.
Debemos intentar que todos los departamentos del país tengan centros de servicios diabetológicos de referencia, no solamente en la capital ya que es poco accesible para la mayoría de las personas que viven en el interior.
Nuestro sistema de salud en comparación con otros países es mucho más completo, abierto y gratuito. El acceso a medicamentos con precios accesibles o gratuitos para la persona es algo que también ha ayudado en la disminución de complicaciones en estos tiempos.
Todavía nos queda un largo camino por recorrer, pero no podemos olvidar algunas excelentes herramientas que ya tenemos, para poder utilizarlas.
Es muy importante mantenerse informado y seguir las recomendaciones de las autoridades gubernamentales, de la Sociedad de Diabetes y Nutrición del Uruguay (SDNU), la International Diabetes Federation (IDF), Asociación Latinoamericana de Diabetes (ALAD), American Diabetes Asociation (ADA) como también, la Asociación de diabéticos del Uruguay (ADU) y Fundación Diabetes Uruguay (FDU), existiendo claramente otras fuentes confiables. Siempre deberían mantenerse en contacto con su servicio de referencia.
Finalmente, los epidemiólogos estiman para el 2021 una “segunda ola” de COVID 19, por lo que debemos aprender, adaptarnos a la incertidumbre y continuar aprendiendo.